Ivan de Santiago (Oviedo, 1973) es colegiado del ICA Oviedo desde diciembre de 1995, abogado especializado en las ramas Civil y Mercantil, y escritor a tiempo parcial. Un tiempo al que sabe sacar el máximo provecho, a tenor de su ya extensa bibliografía: varios libros de relato corto (dos de ellos premiados con el Marqués de Sargadelos y en el certamen La Mar de Candás) y cinco novelas publicadas. La útima, "Allá donde estés" (Editorial Septem), se presenta mañana, 31 de junio, a las 20,00 horas en Las Tertulias del Campoamor.

Este abogado de vocación, que no por tradición familiar, trabaja junto a dos socios en Oviedo, Valladolid y Milán. Comenzó a escribir de pequeño, en el periódico del colegio Los Dominicos, y desde entonces no ha parado de crear. Artículos en La Nueva España y actualmente en El Comercio (dos cada semana, superando ya los 500) y colaboraciones en otros medios. No cabe duda de que es sincero cuando asegura no tener miedo a la página en blanco. "Escribir no es difícil; lo tengo somatizado. Lo más complicado es la labor de documentación, porque si cometes un error histórico o técnico pierdes credibilidad", afirma.

Sus novelas siempre surgen a raíz de un hecho real, en el caso de "Allá donde estés" se trata del expolio de obras de arte por los nazis durante la segunda Guerra Mundial, algo que el autor relaciona en su libro con el impuesto revolucionario de ETA para dar forma a la historia. Iván estaba viendo la película de animación Stuart Little, en la que aparece uno de los cuadros robados, y le pareció algo tan novelesco que le dio una vuelta de tuerca relacionándolo con las extorsiones de la banda terrorista vasca.

El mundo del Derecho y los ambientes jurídicos tienen presencia en sus obras, especialmente en su segunda novela, "37 horas de mayo", que son las que estuvieron retenidos los rehenes del Banco central en Barcelona, el 23 de mayo del 1981. Lo cuenta un abogado al que 20 años después contrata el tristemente famoso teniente coronel Tejero. Su siguiente libro, "Conclusiones definitivas" -finalista del Premio Desnivel en 2012-, también tiene una parte jurídica. En ella nos cuenta la historia de un globo aerostático que vuela sobre los Picos de Europa y como uno de sus ocupantes muere tras caer al vacío.

Cuando se le pregunta cómo construye sus novelas, De Santiago asegura que "al empezar a escribir la historia no sé cómo va a acabar; los personajes me cuentan lo que va pasando y deciden el final". Unos personajes que crea buscando referencias o tipos reales para que tengan crebibilidad. Es importante, comenta "que el lector asocie el personaje con alguien real, que vea por ejemplo a su abogado, que lo relacione con a alguien cercano, bien sea su amigo, un conocido o el presidente del Gobierno".

Este novelista y abogado -o viceversa- lee todo lo cae en sus manos, "desde el catálogo del supermercado a Los Hermanos Karamazov", aunque tanta lectura ha hecho que ya poco llegue a impactarle. No obstante, si lo ha conseguido entre sus últimas lecturas "Patria", de Fernando Aramburu. Y entre las referencia a las que vuelve, Saramago y Benedetti, demostrando así ser un lector no sólo empedernido, sino también con excelente gusto y buen criterio.

Para terminar, charlamos de la profesión, que está mal, como casi todas. "La abogacía está pasando la crisis, aunque se está recuperando porque la economía tiene mucho de mental, de psicológico Tenemos que vivir quizás con menos, pero hay que tirar", indica Iván. Es lo que hay. ¿Qué tiene de especial esta profesión que muchos dicen que engancha? "Despues de 20 años me quedo con los compañeros. Los clientes, los fiscales, los jueces pasan y cambian, pero los compañeros siguen ahí y el 90% de ellos trata bien a los colegas".

Y con este espíritu positivo, mañana este abogado-escritor presentará su novela "Allá donde estés", un título que remite a la parte final de la historia, así que no podemos explicar su por qué...