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Entrevista con Bárbara Román: "Los pequeños despachos tienen en la tecnología un poderoso aliado"

La consultora legal de Nolegaltech intervino en la presentación de la Comisión de Nuevas Tecnologías del ICA Oviedo

Bárbara Román Méndez, consultora legal en Nolegaltech, fue la encargada de abrir el debate sobre el futuro de la Abogacía ante la irrupción de la digitalización y las nuevas tecnologías en el ámbito jurídico y lo hizo gace unos días en la sede del ICA Oviedo durante la presentación de la Comisión de Nuevas Tecnologías. El cambio de paradigma enfrenta a la profesión a una nueva realidad que, en su opinión, representa una oportunidad para los abogados que la sepan aprovechar.

                                                                         

Nuevas tecnologías y Abogacía. ¿Una oportunidad o una amenaza? Lo digo porque durante su intervención se manifestaron temores, reticencias e incluso resistencias…

Ante todo cambio siempre hay resistencia, de hecho qué mejor manera de constatar este movimiento de placas tectónicas que está viviendo la abogacía que dar la palabra a los colegiados del ICA Oviedo y comprobar que -quien más, quien menos- siente el movimiento bajo los pies. Personalmente creo que este cambio de paradigma supone una oportunidad maravillosa para poder darle una vuelta al ejercicio de la profesión, desde plantearnos qué oficio queremos como abogados hasta descubrir los límites que la tecnología nos permite superar cada día.  Incluso las intervenciones más escépticas tuvieron que reconocer que nos encontramos ante un cambio de paradigma, la realidad es la que es. Ahora, cómo vaya a aceptar cada uno ese cambio es otra historia. Si todo lo que nos rodea está avanzando hacia el mundo 4.0, no creo que sea tan descabellado prepararse para esos avances en el sector legal. Yo, definitivamente, lo veo como una oportunidad para todos, tanto colegiados como instituciones. 
 
Durante su charla en el ICA Oviedo mencionaste tres aspectos fundamentales del nuevo paradigma en lo que se refiere a la profesión ¿Puede resumirlos?

Fue a preguntas de Ángel Triana que hicimos una pequeña predicción de hacia donde gira ese nuevo mundo, y mi apuesta personal fueron la analítica legal como parte de los procesos judiciales, el marketing digital para conseguir esos micronichos y la especialización de los abogados, y por supuesto el Big Data, aplicado a todos los niveles (en despachos, administración pública, procesos y herramientas). En algunos países europeos, como Francia, se ha prohibido la aplicación de técnicas de big data a los datos judiciales mientras en otros, como EEUU, se confía en algoritmos para la toma de decisiones judiciales. ¿Qué es lo correcto y qué lo incorrecto? CAda país tendrá que decidir cómo posicionarse ante estos fenómenos, si bien lo que me queda claro es que la tecnología ha permeado ya las primeras capas del derecho y que todo esto irá a más. Veremos cuál es la postura del legislador español cuando empiecen a llegar estas cuestiones a nuestro pais. Que llegarán, seguro. 

 Las nuevas tecnologías van a “ocuparse” cada vez de más labores hasta ahora propias del abogado, aquellas más repetitivas o sencillas, quizás ¿Qué papel va a desempeñar, entonces, el abogado en ese nuevo escenario?

El mismo que ha desempeñado siempre: conocedor máximo de la ley y solucionador de problemas legales. La única diferencia es que ahora ya no existe un monopolio único de ese conocimiento, sino que es compartido con otros actores, como las startups legaltech o los propios clientes, y más transparente. Pienso que el trabajo ganará en calidad y en agilidad, ya que la ventaja de las máquinas frente a los humanos es que lo que hacen, lo hacen mejor, más rápido, y a mayor escala pero lo que (aún) no hacen, como transmitirle confianza a sus usuarios, plantear estrategias procesales, crear nuevo conocimiento.. ahí es donde los abogados deben hacerse fuertes. A nadie le sorprende que en un escenario tan personal como puede ser el derecho de familia, ya existan plataformas que vendan “divorcios” por 300 euros. En términos comparativos, el resultado frente a un abogado “de verdad”, de los de siempre, de los de ir a su despacho a hablar, es el mismo: el decreto de divorcio. ¿Por qué se siguen pagando 1.500, 2.000 euros por procedimientos de divorcio? Porque los clientes han descubierto que hay algo que sus abogados hacen que no hacen esas plataformas, y es lo que valoran como consumidores. Eso que el resto “no hace” es lo que de verdad aporta valor al trabajo de un abogado, y por lo que se debe pelear cuando hablamos del ejercicio en un futuro. Que se “ocupe” la tecnología de presentar reclamaciones de cantidades, que ya se “preocupará” el abogado de las cuestiones donde realmente pueda aportar trabajo de calidad. 

Hay una brecha tecnológica -que además resulta “lógica”- entre los grandes despachos y el abogado que trabaja solo o el despacho de dos o tres letrados. ¿Qué pasos deben seguir estos últimos para no quedar al margen del cambio tecnológico?

Tampoco existe tanta brecha. Es cierto que muchos grandes despachos invierten en tecnología pero pienso que en algunos se hace porque es la moda, o por una cuestión de imagen más que por tener el convencimiento de que la tecnología puede ayudarles en sus negocios. Y al revés, algunos pequeños invierten también en tecnología, lo cual les supone enormes ahorro en costes o nuevos nichos de mercado que se traducen en beneficios para su negocio. Pero efectivamente, son excepciones.  Los pequeños despachos o los abogados que trabajan solos tienen en la tecnología un poderoso aliado, por un motivo sencillo: vender horas de trabajo, cuando solo eres una persona (o dos, o cinco) no es tan rentable como vender valor con tu trabajo, porque lo primero está limitado y lo segundo es escalable. Es decir, que si puedo automatizar algunos procesos sencillos de gestión que me cuestan 5 horas a la semana, si puedo llegar a más usuarios porque mantengo una estrategia de comunicación y marketing digital, si consigo hacer mi trabajo de manera más rápida y eficiente, todo esto actúa como un multiplicador en mi ejercicio. Además, a un despacho pequeño le cuesta menos experimentar porque son mucho más ágiles a la hora de tomar decisiones, y el dinero que inviertan en innovación casi siempre va a revertir en un aprendizaje, mientras que los despachos grandes no dejan de ser aparatos burocráticos donde todo cambio de rumbo les cuesta. Hay que aprovecharse de eso. 

¿Cómo deben utilizar los abogados las redes sociales y para qué? ¿Cómo cree que debe ser su presencia en internet (web, blogs, etc)?

Creo que la forma adecuada de usarlos es como un amplificador donde el mensaje que quieras transmitir va a llegar más lejos. Eso sí, hay que ser coherentes con el mensaje y los valores de nuestro trabajo a la hora de usarlos. Yo creo más en la “presencia digital”, en la marca, que es las webs o los blogs. Hay despachos que las usan como elementos decorativos, porque “hay que estar en internet”, mientras otros sí consiguen sacarles un rendimiento porque, a ver, ya que estás, pues al menos haz algo con tu presencia digital. En términos de comunicación creo que las webs o los blogs de abogacía se han quedado un poco en los años 90, no consiguen diferenciarse entre ellas ni los abogados son buenos comunicadores, salvo excepciones, por supuesto. La mayoría de los abogados que conozco usan Twitter con fines personales, y aquellos que lo usan más profesionalmente han acabado por no generar contenido propio porque “cuesta trabajo”. Por supuesto que usar las redes a nuestro favor cuesta trabajo, especialmente porque el público al que quieres llegar va cambiando a otras, como por ejemplo Instagram. Creo que gente como Felipe Herrera o Marelisa Blanco están haciendo una gran tarea usando esas redes como auténticos escaparates interactivos de sus trabajos, y que todos deberíamos reflexionar más sobre el uso que hacemos de plataformas tan potentes y los escasos resultados que se logran a nivel profesional en los despachos. 

Recomiéndenos algunas plataformas o herramientas tecnológicas que creas pueden ser útiles para un abogado.

 No quiero hacer publicidad de ninguna, pero entre mi kit de supervivencia estarían:
•    ProtonMail como alternativa a Gmail, por eso de la privacidad. 
•    Cifrado Zipcrypto para enviar archivos  
•    Firefox como navegador preferente. Muerte al Explorer. 
•    Slack para comunicación entre equipos o compañeros 
•    Zoom para videoconferencias 
•    Cuentica para llevarse uno mismo la facturación 
•    Agile CRM o Zoho, si necesitas controlar a tus clientes porque son muy activos 
•    El calendario de Legalrock para la gestión de citas 

Finalmente ¿Qué papel cree que deben desempeñar los Colegios y en su caso las Comisiones de Nuevas Tecnologías como la que se ha creado en el de Oviedo en esta revolución tecnológica? 

Creo que los colegios están al servicio de los colegiados, y su papel no puede ser otro más que guiarlos y ayudarlos en este cambio de paradigma. Que un colegio profesional apoye la creación de una comisión de nuevas tecnologías siempre es de agradecer, pero ese apoyo debe ser activo. No sirve reaccionar como instituciones ante una realidad que preocupa a los colegiados, los colegios deben liderar ese cambio de la mano de sus colegiados. Y si no son capaces, al menos deben ser conscientes de que la abogacía necesita ese impulso, y no poner palos en las ruedas. Crear espacios para compartir conocimiento, como está haciendo el ICA Oviedo, me parece fundamental para que todos puedan acercarse y aportar, escuchar, protestar, reaccionar, resistirse. Solo cuando hacemos cosas conseguimos que pasen cosas, y creo que entre todos podremos poner a la abogacía en el lugar que le corresponde dentro de este cambio social. 

                                                                                                            

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