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"Llevad esa insignia con orgullo"

El ICA Oviedo ha celebrado este viernes la entrega de insignias de plata y oro en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Oviedo.

18/06/2021.- La cita era a las 12:00, pero ya una hora antes empezaban a llegar ellos, perfectamente trajeados, y ellas, elegantemente vestidas, para la ocasión. En los corrillos, los comentarios típicos del tiempo, el meteorológico, con la incesante lluvia resbalando por las cristaleras del Calatrava, y el de la cantidad de años dedicados a la profesión: "somos unos supervivientes", decía uno de los compañeros que cumplían 40 años, "a mí me llegó el mismo día la notificación sobre esta entrega de insignias que la cita del hospital para la primera mamografía, ¡qué mayor soy!" decía una compañera "de plata", medio en broma, medio en serio.

Antes de la ceremonia y una vez memorizado el sitio dentro de la sala, ambos colectivos salieron para hacerse la foto de familia: 33 mujeres y 35 hombres que iban a recibir las insignias de plata, junto con 2 abogadas y 15 abogados que iban a recibir las de oro. 

"Seguro que todos los que estamos aquí no hemos olvidado cuál fue nuestro primer pleito, nuestra primera consulta o nuestro primer cliente", decía el decano, Luis Carlos Albo Aguirre, en la apertura oficial del acto, flanqueado en la mesa por la vicedecana, María Escanciano, y el secretario, Pelayo Fernández-Mijares, que hizo la lectura del acta del acuerdo tomado en Junta sobre la concesión de estas distinciones.

      

Antes de empezar a llamar al estrado a los/as compañeros/as "de plata", el decano abandonó su puesto presidencial para entregar, en el patio de butacas, a María Elena García Fanjul su insignia plateada, ya que esta había acudido a la ceremonia en silla de ruedas.

Y entonces sí, empezó el desfile: pin de solapa para ellos y alfiler para ellas, junto con el diploma acreditativo. Entre quienes los recogieron, una diputada de la Junta de Gobierno, Sonia Beatriz Álvarez Píriz, y dos integrantes de la Comisión de Familia: Marta Tamargo y Mª Paz Díaz.

      

Beatriz Rodríguez Zapico fue la abogada que pronunció el discurso de agradecimiento en representación de su colectivo. Beatriz, que había pertenecido a la Junta de Gobierno en tiempos del decanato de Enrique Valdés Joglar, hizo un repaso de lo que habían sido sus inicios, como cuando en una clase de Derecho Civil, la profesora preguntó quiénes iban a dedicarse a ejercer la profesión y apenas una docena levantaron la mano, para incredulidad de ella, preguntándose entonces por qué estudiaban el resto Derecho. También quiso contar a los presentes que su primer despacho lo montó en su casa, algo que inquietaba un tanto a su familia, sobre todo, a su madre, que le pedía que "no abriera la puerta a los clientes que pudieran parecer peligrosos". 

Siguió contando cómo preparó su primer juicio, uno de faltas, interrogando a su progenitora y cómo de ciertas eran las palabras del mencionado Joglar, sobre aquello de que "con suerte, el contrario sabe tanto como tú, y con mala suerte, sabe mucho más".

El discurso de la abogada se vio interrumpido por la emoción al recordar a las que habían sido sus socias, Margarita Rodríguez Miranda y Begoña Gutiérrez Fernández, que "no han podido vivir lo suficiente para recibir sus medallas, así que les dedico la mía". Y terminó su intervención con un "agradecimiento eterno" a las familias y una pregunta explícita dirigida al decano: "Desde 1775, ninguna mujer ha ostentado el más alto cargo de esta institución, así que, la decana, ¿pa cuándo?".

El turno de oro llegó después. José Luís Lafuente Suárez hizo balance de la transformación a la que que se había sometido la profesión: "Nuestra generación ha vivido cambios que quizás nunca hubiera podido imaginar. Pero aún más los medios materiales, desde la máquina de escribir y el papel de copia o el fax hasta ese ente sin alma llamado LexNet". Y retrató la profesión con un pasaje de la Biblia según Mateo en el que se dice: "Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas". A lo que añadió: "Con la intercesión de San Ivo".

Tocaba cerrar el acto. El decano recogía el guante de Beatriz Rodríguez Zapico: "Va a ser pronto", pues reflexionaba sobre el equilibrio reinante ya en la generación de los 25 entre abogadas y abogados para concluir: "En consecuencia, no tiene que estar muy lejano". 

A partir de ahí, se dirigió a los presentes para agradecerles su dedicación e implicación en la profesión y a nivel institucional: "Todos sois colegio. Todos habeis hecho colegio. Todos seguís alentando y dando contenido a esta institución, que ya está entre las diez primeras de España. Así que llevad esa insignia con orgullo". Apeló el decano a San Ivo, "patrono ejemplar donde poder mirarnos para tratar de ser cada día mejores abogadas y mejores abogados" y terminó con un "Felicidades, de corazón".

Acto seguido, la Real Banda de Gaitas "Ciudad de Oviedo" entró en la sala para abrazar con sus melodías a los presentes. "Camino de Europa", "Asturias, Patria Querida" y "Pasacalles de la Vega" fueron las piezas interpretadas magistralmente bajo la dirección de Vicente Prado "El Pravianu" y José Manuel Fernández "Guti". Y entre los aplausos finales, alguna lágrima que otra y algún pañuelo al rescate...

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