26/03/2022.- A la una y cuarto apareció el presidente del Gobierno asturiano por la calle Schultz, caminando, a paso ligero. Unos niños le saludaban desde el fondo de la misma, tras haber visitado la Catedral, lo que retrasó por unos minutos su entrada en el Colegio, ya que se acercó a charlar con ellos y sus profesoras.

Tras haber departido con ellos sobre lo que acababan de conocer, volvió sobre sus pasos para entrar en las instalaciones colegiales, donde le esperaban el decano, Luis Carlos Albo Aguirre, y el secretario, Pelayo Fernández-Mijares, quienes le acompañaron al vestíbulo para presentarle al resto de la Junta de Gobierno.

Hechos los saludos de rigor, el presidente se disculpó con los presentes para poder atender a los medios que comunicación que sabían de su visita y esperaban fuera por sus declaraciones, en las que puso en valor la labor de esta institución: "El Colegio de Oviedo es un ejemplo a seguir. Aquí hacen un trabajo fundamental (en materia de igualdad y en materia de violencia contra las mujeres). Y evidentemente, también, en todo lo que tiene que ver con el Turno de Oficio, un trabajo espectacular, impresionante, para garantizar esa asistencia gratuita a tantísima gente que no puede de otra manera".

El decano también fue preguntado por la prensa sobre la visita del presidente: "Para mí y para toda la Junta de Gobierno es una gran satisfacción. Es un reconocimiento de la fuerza que tiene la institución".

Entonces empezó la visita como tal a la sede del Colegio. Lo primero que llamó la atención del presidente fueron las obras de arte: la exposición actual de Loreto Pozuelo y una pieza muy especial de Félix Alonso. 

Después, fue conducido hasta el Salón de Actos, del que destacó el amplio aforo, la comodidad de los asientos y la buena acústica del espacio, que horas más tarde iba a acoger la entrega del V Premio a la Igualdad "Alicia Salcedo".

En la primera planta, la Biblioteca. Quizás, de todas las dependencias colegiales, en la que más permaneció el presidente, admirando no sólo los fondos que en ella se conservan, sino también las estanterías, el mobiliario,... "Mucho conocimiento hay aquí", llegó a decir mientras caminaba entre los libros y se arrancaba a leer algunos fragmentos de los ejemplares más vetustos.

Conforme iba conociendo el presidente las instalaciones, también iba saludando a las personas que trabajan en cada uno de los departamentos: Deontología, Centro de Estudios, Biblioteca, Informática, Contabilidad y Turno de Oficio. 

En la segunda planta, volvió a alabar el equipamiento de la Sala de Formación y las impresionantes vistas hacia el Jardín de los Reyes Caudillos que se puede otear desde la Sala de Mediación, "cada vez más necesaria", afirmaba Barbón. También, en la misma sala, llamó su atención un cuadro con un ejemplar de prensa en el que se hablaba de la primera abogada que entró a formar parte del Colegio; de nuevo se volvía a nombrar a Alicia Salcedo.

El "tour" iba tocando a su fin, pero aún quedaba la parte más noble: la Sala de Juntas, el despacho del secretario y, por último, donde se llevaría a cabo la firma, el despacho del decano, del que dijo no tener nada que envidiar al del presidente. 

El cuadro "Nuestra Señora de Covadonga" de Francisco Reiter volvió a ser centro de atención de un presidente que confesó ser un gran aficionado a la historia y un gran admirador del arte hecho en Asturias.

Entonces, llegó la firma en el Libro de Honor del Colegio, concretamente en la página 103, que si no hubiera sido por la pandemia, sería otra anterio, pues, como había dicho a los medios a la entrada, esta era una visita que habría querido realizar mucho antes.

Una corbata, unos gemelos y el libro sobre la historia del cuadro de Reiter fueron los regalos que recibió el presidente antes de hacerse la foto de familia con toda la Junta de Gobierno en la escalera: "Cuidado, no vaya a tapar a nadie, que yo soy muy grandón".